martes, abril 10, 2007

Nuevo Documento de texto (3)

La cuestión es que no le gustaba que la miraran de esa manera tan poco cuidadosa, con esa mirada penetrante que intentaba escudriñar hasta su sentimiento más profundo y terrible, despoblándola de su yo más propio e insondable. Claro, el pobre no se ha dado cuenta de que no se puede conocer al ser humano como si fuera un objeto de laboratorio, y es tan ingenuo que comete el temible error de mirar donde no puede ni debe. El problema no es lo que vea, porque no verá nada, lo peor es lo terriblemente castigada que será su osada soberbia; probablemente, si es que ve algo, no será más que un roto espejo que le mostrará fragmentos confusos, piezas sueltas de algo que no logrará comprender, imágenes distorsionadas y figuras incompletas, acarreándolo a un sufrimiento desconocido e insoportable, que no sabrá jamás de donde vino ni dónde va.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ella,
la mujer de espejos rotos,
jamás será mostrada.
No puede porque no quiere
y no quiere
porque no puede querer
//dejar de ser.

El obsesivo morirá
con un ramillete de dedos
y un litro de sangre menos.
Ni con todo su cabello
la mujer será jalada
desde corazón ajeno.

El olvido se ríe,
siendo humano
no llegué a su sacro,
no toqué su tambor
ni empujé a ser
su deseo sin-cer(o).

Tal vez haga olvidar a esta mirada
lo que la llevó
a desgarrar sus pupilas
y la sangre agitada
que en la luz
feliz como hada
brincaba.

Pablo Gutiérrez. dijo...

excelente
sorprendido
tocado
enmudecido
felicitaciones

exijo un café, una cajetilla de Malboro y más de cien millones de palabras con-jugadas.

Un beso y un abrazo, mi dulce Barbarilla.