miércoles, agosto 16, 2006

La repetición

La repetición de las intuiciones originarias hace posible su comprensión. Gracias don Jaspers. Y si eso ocurre con las intuiciones originarias, es decir, en el estatuto más propiamente ontológico, entonces cómo no va a ocurrir en la vida común y ordinaria. Cuando hablamos del ámbito más fundamental o a-fundamental del mundo y la vida estamos inevitablemente hablando de lo originario. Existe un correlato entre el ámbito originario y las formas más rudimentarias de vida, creo yo. Además, lo originario subyace el mundo, lo atraviesa, es lo que queda cuando hacemos el ejercicio mental de eliminar todo, repito, TODO lo que corresponde tanto a ideas como a percepciones sensoriales, entonces ocurre que nos quedamos con algo así como el "hay" levinasiano, y sospecho que eso debiera ser el ámbito ontológico por antonomasia, o si no estaría en otro mundo, lo que me parece un absurdo pues mientras más mundos posibles se integren en una teoría más compleja se hace la explicación y la unión de éstos, por lo que es infinitamente más aterrizado permanecer en este mundo y no volar hacia otros posibles mundos que poca existencia o nula pudieran tener. Entonces, permaneciendo en este mundo e intentando reflexionar sobre él, caigo rápidamente en la conclusión de que es necesaria la repetición de ciertos sucesos y hechos en la vida cotidiana para que luego éstos sean comprensibles para la pequeña y pobre mente que le fue dada - vaya a saber por quién- al pequeño ser humano. Ya, perfecto, estoy clarita hasta ahora, pero - no hay que emocionarse mucho, las claridades llegan hasta cierto punto nada más- nadie nos asegura una comprensión de las intuiciones originarias, podemos morir tranquilamente sin haber tenido una puta claridad sobre ellas, o sin haber leído un poco las ideas de los hombres que tal vez sí las lograron comprender, tal vez no a cabalidad, pero dieron grandes pasos en el esclarecimiento de ellas, entonces ¿quién nos asegura que la repetición absurda de ciertos hechos en nuestra corta vida pueda alguna vez ser comprendida? nadie.... y lo peor es que no hay un manual que nos diga: mira, cuando en una semana ves 3 autos de color dorado en la calle quiere decir que se acerca la navidad. No señores, no hay nadie, entonces seguimos en las mismas y toda esta verborrea no ha servido para nada.

martes, agosto 01, 2006

Valdivia

Y aquí estoy, he llegado.
Parece que nada ha cambiado mucho, los muebles, el olor a humedad, la pulcritud -vaya qué limpieza-, "mi" pieza, los cuadros, las plantas, algo que se cocina en el horno, la radio que apenas suena, mi niñez, mi adolescencia, mi yo que no me abandona.
Qué lindo es pasear nuevamente por estas calles húmedas, respirando el misterioso olor de las ciudades sureñas -una mezcla de río con leña quemada-, viendo a la gente con sus mejillas sonrojadas, las bocas sin dientes, los niños moquientos -mocosos-, la plaza, las micros recicladas de stgo., los tecitos, los pasteles y los strudel.
Claro, quisiera vivir aquí, pero sé que no podría. Casi todos los lugares que he conocido me parecen agradablemente habitables -para que, en un futuro no muy lejano, pueda irme de stgo.- pero probablemente viva donde menos me lo espere, en un lugar que aún no conozco y cuyas calles no he tenido el placer de pisar.
Esta ciudad me sube el ánimo. Me reconforta. Es linda, muy linda. Quería escribirte y retrarte con bellas palabras, pero el lenguaje me abandonó. Quise dibujarte, pero mis dedos no saben tomar el lápiz. Quise pensarte, pero mis ideas escasean. Quise vivir contigo, pero mi camino aún no se encuentra contigo.
Y como no tengo más palabras, ni siquiera alguna podrida y partida en dos, mejor te respiro, que es lo que mejor puedo hacer contigo.