martes, julio 27, 2010

Pensar

Mi pensamiento se volvió ineficaz. Pero cómo así, si el pensamiento no tiene nada de eficaz (el filosófico por cierto), es más, conceptos como "utilidad", "eficacia", "productividad", "resultado" etc son inaplicables a la filosofía, que es el amor más des-interesado tanto por uno mismo como por la vida de los otros, por lo que no puedo estar pensando en términos calculistas si intento al menos acercarme a un pensamiento filosófico. Pero resulta que lo pienso, que espero algún resultado en mis pensamientos y en las acciones que derivan de esos pensamientos, y noto que mis pensamientos ya no generan acción alguna, ya no gestan grandes revoluciones en mi interior ni en mi exterior; estaré anestesiada? capaz, capaz y el exceso de filosofía me hizo inmune a la filosofía misma. Horror.
Yo sé que todo esto me lleva a una pregunta innecesaria, a una pregunta ya respondida por grandes de la historia del pensamiento, sin embargo me es necesario reformularla, volver a preguntármelo, ¿aún puedo esperar cierta "utilidad" de la filosofía, o más bien, del pensamiento que intenta ser filosófico?. La respuesta ya existe: la filosofía no es nada útil, porque no es nada que tenga que ver con la cochinada mundana de cálculos y utilidad, no es desechable ni prescindible, es lo fundamental. Es la vía reversa.
Soy necia, es cierto, y como buena necia, aún sabiendo que la respuesta ya está y que en algún momento era mi verdad más íntima, me replanteo la pregunta con la vana esperanza de que esa respuesta cambie, de que en algún momento se presente una respuesta diferente, de que el pensamiento, mi pensamiento, se convierta en acción nuevamente, que vuelva a corresponder con aquellas fuerzas que me dominan y de las que soy conciente sólo parcialmente, que vuelva a ser "eficaz" porque aún puedo esperar que lo sea.