Pensé que lo tenía... estaba en la cúspide de mi creencia... mas cuando iba a articular palabra, justo en el segundo anterior, caí en el abismo, y desde allí fue que pregunté, avergonzada de mi soberbia, impúdica me sentí, sin derecho a decir nada, ni al silencio tenía derecho... sólo podía caer.
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