domingo, febrero 26, 2006

El Regreso

Volver a la mismidad después de haber salido de ella.
Volver a la ciudad que te ha visto vagabundear una y mil veces.
Volver a la casa que te esperaba con la puerta entreabierta.
Volver a las preocupaciones y ocupaciones de siempre, rutina le llaman algunos.
Volver a pisar el mismo suelo y a dormir en la misma cama.
Volver a ver a la misma gente.
Volver volver volver, una y mil veces el eterno retorno de lo mismo que se manifiesta implacablemente, ¿existirá el antiretorno?, sería como un volver hacia atrás cambiando de dirección, o tal vez un hacer y deshacer caminos (no, eso sería retornar, descartado), un desavanzar tal vez, o un quedarse donde se está para permanecer en la estaticidad de los momentos que sobrevienen unos a otros sin otra conexión que el azar. Pero ¿qué pasa cuando se quiere estar y no estar a la vez? pasa que los puntos cardinales pierden todo el sentido y no son más que un conjunto de sonidos y vibraciones con eco directo al espíritu, que las siente y las re-siente perturbado sin saber qué hacer con ellas, para finalmente abandonarlas y dejarlas pasar.
Es increíble que en regresos como este el espacio-tiempo se presente tan diferido.

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